20/11/09

Las tumbas nabateas de Madahine-Saleh



Arabia Saudí es un país de difícil acceso para los turistas, dados los problemas para obtener visado y la falta de infraestructuras. Los afortunados que puedan entrar en el país se encontrarán, entre otras posibles opciones, con varios enclaves arqueológicos que merecen una visita. De entre ellos destaca, en el desierto entre Jordania e Irak, la antigua ciudad nabatea de Madahine-Saleh, denominada Hegra en la Antigüedad. En 2008 la ciudad se convirtió en Patrimonio de la Humanidad, la primera vez que la UNESCO concedía este reconocimiento en Arabia Saudí.

La historia de este enclave tiene tintes que parecen de leyenda: durante la época helenísitca,
una tribu de nómadas árabes, originaria de Arabia del norte, dedicada a la comercialización de incienso y especias procedentes de lo que hoy es Yemen, transportaba estos productos desde ese país hasta el Mediterráneo. En la ciudad jordana de Petra y en el paraje de Madahine-Saleh hicieron cavar las magníficas fachadas monumentales de sus tumbas, directamente en la roca. Y aunque el paraje nabateo de Arabia Saudí es menos espectacular que el de Petra, las más de 130 tumbas que lo jalonan tumbas, construidas en el siglo I a.C. y en el siglo I d.C., están mejor conservadas.
No hay que dejar de visitar Qasr Farid, la tumba más importante, y el Diwan, la sala de reunión. En total, se calcula que unas 130 tumbas se encuentran distribuidas en el territorio de Madahine-Saleh, junto a otro tipo de construcciones, como cisternas, murallas y torres.



Podéis ver fotos de este espectacular enclave en los siguientes dos enlaces que indico a continuación:

http://www.zubeyr-kureemun.com/SaudiArabia/PhotoGalleryOfMadainSaleh.htm

http://nabataea.net/medain.html

3 comentarios:

  1. Es curioso que un lugar Patrimonio de la Humanidad, sea difícilmente visitable por la mayor parte de la humanidad dadas las restricciones saudíes a la entrada de no musulmanes...

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  2. Sí, en el caso de las mujeres más aún, pues hasta hace un par de años no podían ni siquiera reservar una habitación en un hotel sin el consentimiento de su marido, hermano, padre, o hombre responsable. E incluso las mujeres occidentales deben ir acompañadas de un hombre con el estén legalmente vinculados, si no las posibilidades de entrar al país se reducen considerablemente.

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  3. Lo que apunta Mario es muy curioso. Quizás la UNESCO debería replantearse los criterios que emplea para declarar a un lugar Patrimonio de la Humanidad, pues difícil es gozar de dicho patrimonio si, como en el caso de Arabia Saudí, los problemas para visitar el país son tantos y tan difícilmente salvables.

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