Siria cuenta con un sistema multipartidista, con elecciones directas, a una vuelta, tanto en el caso de las elecciones legislativas como en el de las municipales. En la práctica sin embargo, se trata de un sistema de partido hegemónico: La ley de partidos restringe la participación electoral a los partidos que forman parte del Frente Nacional Progresista (FNP), una coalición de unos 9 o 10 partidos (el número ha ido cambiando con los años) de tendencia arabo nacionalista. Desde 1980, la ley electoral establece que 167 escaños, del los 250 que tiene el parlamento, deben ser asignados al FNP, es decir 2/3 de los escaños. El resto, 83 escaños, quedan en manos de los candidatos independientes. Esta coalición sin embargo, está absolutamente controlada por el Baaz. Según recoge el artículo 8 de la constitución, el Baaz debe liderar la sociedad y el estado sirios. Esto se traduce, entre otras cosas, en que sólo el Baaz posee en trono a 131 de los escaños asignados al FNP. Del mismo modo, es a este partido, liderado por el Presidente, a quien compete la designación del candidato presidencial.
ASAMBLEA DEL PUEBLO Nº DE ESCAÑOS
- Unión Socialista Árabe
- Movimiento de Socialistas Árabes
- Partido Comunista Sirio
- Partido Socialista Unionista
- Partido Nacionalista Socialista Sirio
- Partido de Unión Democrática Socialista
Movimiento del Voto
TOTAL ESCAÑOS FRENTE NACIONAL PROGRESISTA (FNP), SIN CONTAR CON EL BAAZ 37
TOTAL ESCAÑOS FNP 172
CANDIDATOS INDEPENDIENTES 78
Total Escaños 250
PARTICIPACIÓN 56,12%
Además y dentro de la ilegalidad se encuentra el partido de los Hermanos Musulmanes sirios, principal fuerza opositora en el país. Los HH MM parecen cada vez más interesados en concertar su estrategia con el resto de las formaciones opositoras. Su intervención en el Pacto de Honor (2001), el Pacto Nacional (2002), la Declaración de Damasco (2005) y el Frente de Salvación Nacional (2006) así parecen atestiguarlo. El Pacto Nacional fijaba las líneas maestras de la oposición: “Establecer una Siria moderna, un Estado basado en el pluralismo y en la alternancia política, en el gobierno de la ley, la justicia y la equidad, donde los derechos humanos sean garantizados, la dignidad preservada y los ciudadanos disfruten de libertades civiles y políticas mediante su participación activa en las decisiones nacionales y carguen con el peso del interés público”. Por su parte, la Declaración de Damasco reclamaba el establecimiento de un gobierno plenamente democrático, la supresión de la ley marcial y la plena igualdad de todos los ciudadanos, independientemente de su etnia. Y es que pese a su ilegalización, los HH MM siguen gozando hoy del apoyo de amplios sectores de la población suní, especialmente en el ámbito urbano y entre las clases medias, que hacen responsable al régimen actual de una involución económica y productiva que ha dañado de manera notable sus intereses. Las tendencias secularistas del Baaz y lo que se considera oligopolio injustificable de la comunidad alauí les han aportado, junto con la represión brutal de los cuerpos de seguridad, un sustento reivindicativo. A pesar de su fracaso militar en los ochenta y la enajenación de los sectores más moderados y secularistas ,y también, de una parte significativa de las élites económicas, de la comunidad suní, los HH MM han sido el único factor político interno que ha puesto en peligro en el pasado el monopolio del estamento político-militar sirio.
Añadiría el PYD, que aunque ilegal, se estima que representa amás de la mitad de los aproximadamente 8 millones de kurdos que hay en Siria. Actualmente hay 170 presos políticos en la prisíon de Adra, por el mero hecho de tener alguna relación con este partido considerado ilegal.
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