En el siglo XIX y a comienzos del XX, la variedad de vestidos hechos a mano y ricamente bordados servía para expresar la identidad regional, la edad y el estatus de las mujeres que los llevaban. Éstos eran realizados principalmente por campesinas (fellahin) y beduinas, y no por o para la élite urbana; en general, ésta estaba más influenciada por la moda turca y occidental. Las niñas comenzaban a tejer a una edad temprana, y a través de las diferencias en estilo, patrones y colores podía determinarse el origen de su portadora. El vestido de novia, laboriosamente tejido y bordado durante años, reflejaba, según la gente, la personalidad de la futura esposa, y constituye hoy día uno de los trabajos de artesanía mejor conocidos de Palestina. En contraste con la marcada diversidad regional de los trajes femeninos, el atuendo de los hombres era bastante similar a lo largo de Palestina, Siria, Líbano y Jordania.
Los principales materiales textiles utilizados eran la seda, el algodón y el lino. El color característico de los trajes cotidianos era el índigo, y las partes de que costaba eran: la toga (thob), ancha y con mangas, los pantalones (libas), la chaqueta (jubbeh) y el abrigo (jillaeh). A diferencia de las mujeres beduinas, las fellahin no se cubrían el rostro con el velo excepto en el día de su boda; en cambio, los tocados ricamente decorados eran muy comunes.
Los acontecimientos en torno al establecimiento del Estado de Israel y la guerra de 1967 alteraron drásticamente las condiciones de producción de los trajes de la población rural palestina –más de la mitad de la cual tuvo que concentrarse en los campos de refugiados-. Las prácticas locales tradicionales de bordado fueron en gran parte interrumpidas y, perdido el acceso a la variedad de materiales textiles de los que antes se disponía, los trajes regionales se hicieron menos decorativos y más prácticos.
Durante la Intifada de finales de los años 80, el vestido tradicional fue utilizado como un medio de protesta pasiva y de expresión de orgullo en la identidad nacional. Los bordados se hacían con los colores de la bandera palestina, y se llenaron de banderas y mapas de palestina, de representaciones de la mezquita de la Roca en Jerusalén, y de motivos más explícitamente bélicos como rifles y granadas. En algunos de ellos se leían, en árabe o en inglés, palabras como “Palestina”, “PLO”, “Abu Amar” y eslóganes como “Volveremos”. Los bordados producidos en los campos de refugiados, que eran una fuente más o menos de estable de ingresos, se han convertido desde entonces en uno de los elementos más importantes de la herencia cultural palestina. Obviamente, la antaño vigente diferenciación por regiones ya no es válida, y en cambio tenemos que hablar de estilos de los campos de refugiados, de los Territorios Palestinos, y los trajes beduinos. Si bien hoy en día son los estilos occidental e islámico los que predominan entre la población palestina, la función política y de expresión de la identidad social del vestido tradicional palestino no puede ser ignorada. En palabras de una mujer palestina que trabaja hoy día en una cooperativa de bordados, “las mujeres de las nuevas generaciones que van a las universidades llevan thoubs llenos de bordados porque es su patrimonio cultural”.
El interés occidental por el vestido tradicional palestino se remonta al siglo XVIII, y tiene mucho que ver con el deseo de ciertos artistas de la época por representar de forma “correcta” las escenas bíblicas del Antiguo y el Nuevo Testamento y, en general, con el la moda de lo oriental entre las élites burguesas europeas y norteamericanas. Para el que le interese, hoy en día existen numerosas colecciones públicas y privadas, entre las que destacan la del Museo Británico en Londres, el Museo de Israel en Jerusalén (por lo que he leído, la apropiación de símbolos y elementos palestinos por parte de Israel revela cierta constante en la historia reciente; quizás esto merecería una discusión aparte), el Archivo de Trajes Palestinos en Canberra, el Museo de Arte Folclórico Internacional en Canberra o el Centro de Patrimonio Cultural Palestino en Belén. La difusión en Occidente del traje tradicional palestino, a través de muestras fotográficas o exhibiciones, no ha estado exenta de controversias sobre el carácter orientalizante de las mismas o, en un tono más político, sobre las posibles afiliaciones de los organizadores en el contexto del conflicto árabe-israelí.
Páginas web de interés:
- Palestinian Costume Archive, Canberra -> con información histórica muy interesante. Actualizada.
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