Con la implantación del Mandato Británico se produjeron cambios en este panorama educativo. Por un lado, las nuevas autoridades promovieron el currículo educativo impartido por las misiones extranjeras o los grupos confesionales minoritarios; por otro, se estableció una censura que coartaba las líneas de enseñanza nacionalistas. En ausencia de una universidad oficial palestina, muchos jóvenes palestinos y palestinas tuvieron que desplazarse a las capitales de países árabes vecinos para realizar sus estudios superiores sin ningún tipo de ayuda estatal.
Pese a los períodos de guerra, hacia finales de los años cuarenta la población palestina podía presumir de las tasas de escolarización más altas del mundo árabe, sólo detrás de Líbano: 30% en las zonas rurales, y 45% en las urbanas.
Me parece interesante que nos aproximemos a ese ambiente educativo a través de los recuerdos nostálgicos, pero también orgullosos, de Said, el personaje protagonista de una novela del autor palestino Emil Habibi.
“Cuando yo estaba en la escuela, la Providencia nos asignó cierto profesor, un hombre muy reprensible e impuesto en astronomía. Nos contaba las historias de ‘Abbás ben Firnás y de Julio Verne, y defendía con ardor a los antiguos astrónomos árabes, desde Averroes, que fue el primero en estudiar las manchas solares, hasta al-Battani al-Harrani, que fue el primero en deducir que la ecuación del tiempo varía muy lentamente en el curso del tiempo, y en calcular con precisión la duración del año solar… Los árabes, cuando pensaban, decía el Reprensible, son más rápidos que la revolución de la Tierra alrededor del Sol; pero hoy han abandonado en favor de otros el don del pensamiento…
Nos hacía quedarnos en clase después de la hora; cerraba las ventanas y nos hablaba con orgullo de Abu-Rihán Muhammad ben Muhammad al-Biruni, que había descubierto que la Tierra es redonda y que todos los cuerpos se sienten atraídos hacia ella, ocho siglos antes que Newton, y sobre todo de Hasan al-Haytham, quien fue el primero (aquí el profesor bajaba la voz: no era más que una murmuración insidiosa) en emplear el método científico materialista moderno, apoyándose en la realidad y operando por observación y comparación. Los árabes, cuando piensan, decía nuestro reprensible profesor, primero trabajan, y luego sueñan; no como ahora, que empiezan por soñar y luego siguen soñando.
Desde entonces, yo siempre me imaginaba que la Historia hablaba de los antiguos astrónomos, hablaba de mí. Y no dejé de soñar de esta forma hasta el día en que mataron a mi pobre padre – que en paz descanse- y en que se instauró el Estado de Israel.”
Traducido por Carmen Ruiz Bravo de la versión francesa de Habibi, Emile (1987) [1974]: Les aventures extraordinaires de Sa’id le Peptimiste. París, Gallimard.
Aunque mi conocimiento de los pensadores árabes a que hace referencia el texto es muy limitado, me resulta tremendamente sugerente. A través de la experiencia recordada, incluso para el lector ignorante como yo puede atisbar algunas pinceladas del ambiente educativo palestino (o uno de ellos) de las Palestina anterior a la II Guerra Mundial: pensadores árabes y autores occidentales que dialogan, reivindicación dela tradición científica árabe, la ¿inevitable? referencia a la guerra y a Israel…
Debido a la situacion de conflicto y de guerra en "Palestina", las principales obras de los autores palestinos son esencialmente editadas en Beirut, Damasco y Aman.
ResponderEliminarLa mayoría de los editores jordanes son de origen palestino. "Dar al-Fariq"(fundada en Naplous en 1995)es el único editorial que posee una fama por ser presente fuera de Palestina