Los Emiratos Árabes, al igual que muchos países de la región, ha experimentado un desarrollo sin precedentes, por lo que existen temores de que las tradiciones que fueron un pilar básico en generaciones anteriores se pierdan ahora en el fragor de la vida moderna. Como consecuencia, la preservación del legado cultural y la participación de los jóvenes actuales en las costumbres de sus antepasados, que han demostrado su fortaleza a lo largo de la historia, ocupa un lugar central en la estrategia del Gobierno. Si visita una escuela o se asiste a una fiesta o celebración local, lo más probable es que compruebe que tanto la música, la danza, la poesía y la narración de historias autóctonas, como los deportes tradicionales de los Emiratos, la halconería, las carreras de camellos y la vela, están más vivos que nunca.Una parte fundamental en este proceso de preservación ha consistido en garantizar que no se pierda el testimonio material del rico patrimonio de los EAU y se ha considerado una prioridad esencial la conservación de numerosos de sus yacimientos arqueológicos y sus obras arquitectónicas así como sus manuscritos. En las escuelas se estudia ampliamente la literatura y las costumbres, y las exposiciones de los museos, los pueblos museo y la reconstrucción de monumentos desaparecidos han contribuido a crear un contexto y transmitir una idea de este legado cultural.
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El interés de los países del Golfo por mantener su cultura frente a lo que ven como una creciente presión sobre ella del mundo occidental queda claramente expuesto en el artículo que en su momento me tocó comentar, "Modern Painting in the Mashriq", de Wijdan Ali, en el que se analizaba cómo, a diferencia de los demás países árabes, está zona fue la que más tardíamente adaptó los estilos y técnicas pictóricas occidentales (años 60). Cuando finalmente los admitieron para su propia producción, lo hicieron conservando, sin embargo, la preponderancia de los paisajes y las realidades tradicionales, precisamente con ese objetivo de que las generaciones venideras pudiesen saber cómo habían vivido sus ancestros.
ResponderEliminarComo añadido a lo que comenté en su momento, Arabia Saudí es un ejemplo muy claro del deseo de mantener los elementos más tradicionales de la cultura propia. Pero cabría preguntarse: ¿esas manifestaciones de tal cultura que ahora se reinvidican lo hacen manteniendo su esencia o están ya desnaturalizadas por la presión del mundo occidental, el turismo, etc.? ¿Tiene sentido conceder tanta preponderancia a manifestaciones que quizás en algunos casos ya no están presentes en la vida de las generaciones más jóvenes? ¿Tanta referencia reverencial al pasado no puede en ocasiones coartar la producción de manifestaciones artísticas de vanguardia que rompan con él o al menos, lo reinventen?
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