El Museo Nacional de Arabia Saudí se ubica en Riad y es una de las visitas culturales que no deberían perderse todos aquellos que se acerquen a la ciudad. Y ello no sólo por las valiosas colecciones que alberga, sino por la propia arquitectura del edificio, que combina las tradicionales formas saudíes de adobe con un estilo oriental zen desarrollado por el arquitecto japonés-canadiense Raymond Moriyama.
En el interior del museo, con horarios segregados por sexos según el día, puede efectuarse un recorrido desde el origen del hombre hasta el nacimiento de Arabia Saudí, país del que se expone su desarrollo económico y social a lo largo de diferentes épocas. La exposición permanente se organiza en ocho "galerías".
En la primera, "El hombre y el universo", se explican aspectos geológicos y geográficos de la Península Arábiga. La historia de este territorio continúa con las galerías sobre los primeros reinos saudíes y la era preislámica. Existe toda una galería dedicada a "La misión del Profeta" en la que, entre otros elementos, puede contemplarse un gran árbol genealógico en el que se plasma la familia de Mahoma. Las siguientes salas continúan explicando la historia del territorio hasta la séptima, centrada ya en "La unificación" y dedicada al rey Abdul Aziz. En la última galería puede contemplarse una gran maqueta de La Meca y sus zonas adyacentes.
Nos encontramos, por tanto, ante un museo organizado en base a un espacio expositivo clásico, en el que el afán didáctido predomina por encima de cualquier otro tipo de consideración de carácter más vanguardista. Se trata, en todo caso, de una visita interesante para efectuar una aproximación rápida a la historia del país desde sus orígenes hasta la época contemporánea.
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Es curioso pero en la obra de Pascual Mènoret, "Arabia Saudí; el reino de las ficciones", menciona como los saudíes en sus museos, han llevado a cabo una reconstrucción una tanto artificiosa de su pasado, mostrando una especie de sobrevaloración del elemento nómada (bedu) como punto de referencia cultural. Sin embargo en la propia obra nos muestra el por qué de esta artificiosidad, ya que los Saudies no tienen orígenes propiamente beduinos en el sentido literal del mismo, sino que su pasado se remonta más bien los grupos sedentarios de la zona del Nach. De hecho esta tradición nómada que exalzan en dichos museos ha sido arrinconada hasta su casi desaparición en el reino, por la políticas llevadas a cabo por la propia monarquía saudí, ya desde sus comienzos. Por tanto vemos así una reconstrucción ficticia de un pasado beduino, que por el prestigio del mismo, el reclamado como base histórica del Estado
ResponderEliminarDesconocía ese interés por ensalzar el pasado beduino en los museos de Arabia Saudí, pero en todo caso, parece relacionarse con el deseo generalizado en las élites de este país de conceder una gran importancia a sus elementos tradicionales con el objetivo de, por un lado, defender sus tradiciones frente al empuje de Occieente y, por otro, legitimar sus propias credenciales islámicas frente a quienes pueden acusarlas de sus connivencias con esta parte del mundo en el ámbito económico o militar.
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