La poesía constituye uno de los elementos más importantes en la literatura palestina, y a diferencia de lo que sucede hoy en día en los países de Europa, sigue siendo hoy día un género tremendamente popular. Tras la constitución del Estado de Israel en 1948 y el inicio de la diáspora palestina, surgió una corriente de poetas íntimamente comprometidos con la causa palestina entre los que destacan Mahmud Darwish, Samih al-Qasim y Tawfiq Zayyad. Es una generación literaria que parte de la experiencia de la ocupación de Palestina, de la angustia de los campamentos de refugiados y del exilio, de una infancia perdida… De ella se ha admirado “su capacidad de universalizar el dolor y la nostalgia palestinos, su fibra resistente, su autenticidad, su sencilla y radical hermosura" (en La cultura palestina, de Carmen Ruiz Bravo). La verdad es que leyendo algunos de sus poemas es difícil no estar de acuerdo con esta descripción. A ver qué os sugieren a vosotros…
Con los dientes.
Defenderé cada palmo de tierra de mi patria.
Con los dientes.
Y no aceptaré otro en su lugar.
Aunque me dejen colgando de las venas de mis venas.
Aquí sigo.Esclavo de mi afecto...
A la cerca de mi casa.Al rocío... Y a la frágil azucena.
Aquí sigo.No podrán derribarme todas mis cruces.
Aquí sigo. Teniéndoos... Teniéndoos... Teniéndoos...En mi regazo.
Con los dientes.
Defenderé cada palmo de tierra de mi patria.
Tawfiq Zayyad (1929-1994)
PASAPORTE (trad. de Luz Gómez)
(1970)
No me han reconocido en las sombras que
difuminan mi color en el pasaporte.
Mi desgarrón estaba expuesto
al turista amante de postales.
No me han reconocido… Ah, no prives
de sol a la palma de mi mano,
porque el árbol
me conoce…
Me conocen todas las canciones de la lluvia,
no me dejes empalidecer como la luna.
Todos los pájaros que ha perseguido
la palma de mi mano a la entrada del lejano aeropuerto,
todos los campos de trigo,
todas las cárceles
todas las tumbas blancas
todas las fronteras
todos los pañuelos que se agitaron,
todos los ojos
estaban conmigo, pero ellos
los borraron de mi pasaporte.
¿Despojado de nombre, de pertenencia,
en una tierra que ha crecido con mis propias manos?
Job ha llenado hoy el cielo con su grito:
¡no hagáis de mí un ejemplo otra vez!
Señores, señores profetas,
no preguntéis su nombre a los árboles,
no preguntéis por su madre a los valles:
de mi frente se escinde la espada de la luz,
y de mi mano brota el agua del río.
Todos los corazones del hombre… son mi nacionalidad:
¡retiradme el pasaporte!
Mahmud Darwix (1941-2008)
8/12/09
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Vaya, los poemas reflejan fielmente el sentimiento de los palestinos de pertenencia a una tierra y de la carencia de un país o de una nacionalidad. El sentido de pertenencia a su tierra es mucho más fuerte que la nacionalidad que pueda estar escrita en un pasaporte, porque la lucha por la tierra es la constante desde 1948, de la idiosincracia del pueblo y de su cultura. Gracias por los poemas Clara!
ResponderEliminar