La literatura de este país es joven y a pesar de que está cobrando cada vez mayor importancia, sigue siendo una desconocida en Occidente.
A medida que las mujeres qatarís se independizan van cobrando importancia en la literatura y el periodismo en este país.
La sociedad qatarí deja la impronta de la herencia beduina en sus escritos sobre todo en la poesía. La vida literaria de Qatar pasa por dos etapas en el siglo XX, la primera de ellas en las que la población se dedicaba a las tareas tradicionales como la pesca, en la que la situación económica no favorecía actividades destacadas en el campo del pensamiento y la cultura. Hasta los años 50, año en el que se descubre el petróleo, vive una situación de estancamiento cultural que se limita a conservar la tradición.
Los escritores qatarís contemporáneos han cultivado todos los géneros, aunque sin duda la poesía ha sido la más prolífica. Ésta sigue las normas y moldes clásicos y ha tenido poca influencia de otras regiones. No sin embargo ocurre lo mismo con la prosa que se desarrolla al entrar en contacto con la prosa inglesa y francesa.
En este género destaca la figura de Kulzum Yabar que en 1978 publica su primera colección de relatos que llevan por título Tú y el bosque del silencio y la duda.
Esta proliferación ha ido acompañada de la creación de varias casas editoriales.
El relato breve surge paralelo al desarrollo de la prensa en los años 70 y que ha sido muy tratado por mujeres en las que se deja patente el deseo por romper los obstáculos que se interponen en su camino hacia la libertad. De ellos se pueden extraer cuatro grandes bloques temáticos: rebeldía y angustia, entre las autoras encontramos a Umm Akzam, huida hacia el interior, Maysa al-Jalifi, la vuelta a las raíces, género más tratado por lo hombres en los que queda patente una añoranza y nostalgia a la recuperación de valores tradicionales y por último la evasión romántica.
Aquí os dejo un trozo de un relato escrito por Nura al Saad titulado “La mujer y el erizo”
'¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo tengo que actuar? ¿Tomo un taxi? Pero no llevo dinero. Habitualmente llevo algo suelto para comprar alguna cosilla sin importancia, pero eran ellos quienes se hacían cargo de los gastos. Los transportes, la comida, la bebida, la vivienda... Todo, absolutamente todo. Entonces no tenía que angustiarme, ni pensar, ni preocuparme por nada... Yo sólo cumplo lo que él ordena. Y lo hago inmediatamente y sin discutir. Me influye sin yo influir en nada. Recibo. Y no recuerdo haber dado nunca. De todas formas no sé la dirección de nuestro piso. Ni el barrio. Ignoro el nombre de la zona, la calle, el número del edificio, y lo que hay a su alrededor, enfrente o detrás. No conozco qué tiene al sur, al norte, al este o al oeste. Ni su suelo ni su cielo. Nunca tuve necesidad de saber nada de estas cosas tan complicadas. No las necesito, porque salgo con ellos y regreso con ellos. Porque siempre he estado bajo su protección. Hasta ahora...
¡Qué desgraciada y qué infeliz soy! ¡Qué escena tan polvorienta! ¡Qué odioso y qué asfixiante es esto que estoy viviendo...!'
Los relatos qataríes son fiel reflejo de la sociedad en la que viven sus autores. Sin embargo, en la literatura qatarí a pesar de su juventud, ya hace tiempo que se vislumbran una madurez y una plenitud que sin duda está a punto de alcanzar. En Qatar, día a día, está saliendo a la luz una producción interesante que, tanto por formar parte de la literatura árabe como por presentar unas señas de identidad propias, ha de ser merecedora de la atención de los traductores, de los lectores y de los críticos.
Noa, me ha impactado de sobremanera el extracto del relato. Intento situarme en el contexto de la protagonista y trato de entender el dolor de descubrir el mundo por sí misma; cada rincón, un constante aprendizaje de saber vivir, de valerse por sí misma y de construir una vida propia. Es un texto esperanzador porque al menos ella, tiene la oportunidad de enfrentarse al erizo.
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