La ONU desgraciadamente tiene una misión en Sudán por el conflicto en Darfur.
La misión se llama UNIMS y es una misión de las que la ONU denomina "de paz".
El conflicto es complejo y tiene que ver con las guerras civiles que ha sufrido el país, en concreto con la lucha entre el ejército y el grupo armado SPLM/A.
Otras páginas para información sobre el conflicto son: Urgence Darfour o la más generalista, pero con atención especial a Darfur Vigilance Sudan.
No he querido incluir ninguna foto del conflicto porque son extremas, solo citar que la fotografía más conocida de Sudán, por desgracia, pertenece a Darfur y muestra un niño de unos 3 años moribundo y justo detrás un buitre esperando...
La misión se llama UNIMS y es una misión de las que la ONU denomina "de paz".
El conflicto es complejo y tiene que ver con las guerras civiles que ha sufrido el país, en concreto con la lucha entre el ejército y el grupo armado SPLM/A.
Otras páginas para información sobre el conflicto son: Urgence Darfour o la más generalista, pero con atención especial a Darfur Vigilance Sudan.
No he querido incluir ninguna foto del conflicto porque son extremas, solo citar que la fotografía más conocida de Sudán, por desgracia, pertenece a Darfur y muestra un niño de unos 3 años moribundo y justo detrás un buitre esperando...
Hace tiempo, en el semanario de El País si no recuerdo mal, se publicó esa foto que comentas como parte de un reportaje especial que recogía algunas de las mejores fotos del siglo XX. La verdad es que la imagen me causó mucha impresión. Fue tomada por el fotógrafo sudafricano Kevin Carter en un viaje que éste hizo al norte de Sudán y se publicó por primera vez en marzo de 2003, nada menos que en el New York Times. La foto, que poco después ganaría el prestigioso Premio Pulitzer, generó una oleada de llamadas al diario neoyorquino preguntando por la suerte de la niña. Hay historias diferentes sobre cómo se hizo la foto, pero lo que está claro es que generó un -necesario, en mi opinión- debate sobre la ética de la fotografía periodística. ¿Por qué, siendo testigo del sufrimiento de esta niña, el fotógrafo no le prestó ninguna ayuda, sino que se limitó a rondar durantes veinte minutos para coger la mejor toma de ella y el buitre? ¿No es una enorme contradicción que una fotografía que se convirtió en vehículo de denuncia social sobre la situación en Sudán nos revele también el desinterés del fotógrafo por ayudar a una víctima directa de esa situación? No sé si es justo, a su vez, comparar -como se ha hecho- al autor con el buitre que aparece en la fotografía, pero desde luego merece una reflexión...
ResponderEliminarKevin Carter se suicidó unos meses después, por lo visto afectado por la muerte de un amigo suyo, las desgracias de que había sido testigo y que había retratado con su cámara y, quizá, la presión de las críticas que se dirigieron contra él.
Para una crítica aguda y documentada de la cobertura que la prensa internacional ha hecho sobre Darfur, podéis echar un vistazo a este artículo de un ex-corresponsal de la BBC, titulado: "Darfur y los medios: sensacionalismo e irresponsabilidad".
ResponderEliminarhttp://www.espac.org/darfur/the-media-and-darfur.asp
(está en inglés)
Creo que tiene varias reflexiones y contra-argumentos interesantes, como la que hace sobre la espiral de exageración que se genera a veces desde los medios de comunicación y varias agencias internacionales, en especial cuando el continente del que hablamos se llama África...
El artículo procede de "The European Sudanese Public Affairs Council".
El debate sobre la ética periodística me parece correcto, sobre todo por la basura en que se está conviertiendo el periodismo cada día más, rodeado de valores que no eran en su origen periodísticos. Pero llevar el debate al plano individual me parece falsearlo. Tan hipócritas me parecen las llamadas de los norteamericanos angustiados y acongojados porque en su mañana de domingo han visto una foto de la negrita moribunda en Darfur, como las críticas al periodista por no haber "salvado" Darfur una vez allí. Dudo de si lo importante para un periodista que está allí como periodista, es hacer su labor de denuncia de los hechos o ponerse a hacer de onegeísta, admitiendo que desconozco qué fue lo que pasó exactamente con la niña, pero me parece tremendo centrar el debate en eso. A día de hoy, me gustaría saber qué ha hecho por Darfur la Fundación Pullitzer, el New York Times, todos los que llamaron por teléfono y todos los que se llevaron las manos a la cabeza, con la perspectiva que te da el tiempo transcurrido.
ResponderEliminarYo no considero que la reflexión sobre la ética periodística llevada en este caso al plano individual sea baldía. Quizás, es cierto, ni la Fundación Pullitzer ni el New York Times hayan hecho gran cosa por lo sucedido en Darfur, pero ello no justifica la actitud del periodista, que, antes que informador debería ser persona. Difícil pretender lograr una ética de la profesión si no se reflexiona sobre las actitudes individuales de cada uno de sus miembros.
ResponderEliminarRecuerdo que esta foto generó un importante debate en clase de periodismo y de ética en el primer año de mi carrera universitaria. Lo recuerdo porqué salí de clase y fui corriendo a buscar la fotografía, que ciertamente, es muy impactante y dura. Yo también considero un error terrible e hipócrita -tal como dice Mario-, centrar el debate de la ética periodística en el tema individual, como se hizo con esta fotografía. Un buen periodista comunica/fotografía lo que ve y así se ha hecho durante años (y cruzamos dedos para que se siga haciendo en este periodismo basura que impera cada día más). Lo que pasa es que esta fotito ganó el Pulitzer y las otras no.
ResponderEliminarEn los últimos años se han publicado fotos mucho (mucho pero que muuuucho) más salvajes en prensa y nadie ha dicho ni mu. Recuerdo una especialmente brutal de una niña iraquí con las piernas destrozadas y saliéndole el fémur en manos de su padre (bueno, creo que esta sí que generó debate: pero el debate duró sólo 2 días). O la de un cadáver calcinado y colgando por una pierna de la rama de un árbol mientras un par de chavales jóvenes hacían el signo de la victoria delante del muerto (esta fue portada de El País en verano de hace 2 o 3 años, me impactó tanto que la tengo guardada en casa).
Creo que la palabra ética sólo se usa cómo y cuándo a algunos les interesa. No tuve el privilegio de conocer a Kevin Carter, pero creo que terminó suicidándose en gran parte por esta hipocresía imperante de nuestra sociedad. Él hizo brillantemente su trabajo: mostrar lo que había. No manipuló ni tocó a nadie para inmortalizar lo que vio. Él era periodista y ese era su trabajo. Si hubiera querido ayudar a niños de Sudán se hubiera apuntado a Médicos Sin Fronteras. ¿Además, cambiaría mucho la situación de Darfur si él hubiera ayudado a esa niña? Por la misma regla de tres, los periodistas de guerra deberían poner a dormir en su habitación de hotel todos los huerfanitos que encuentran descalzos por la calle. Creo que ellos hacen una cosa mucho más importante: que nosotros hablemos y debatamos sobre situaciones terribles y casi siempre olvidadas. Dejémonos de hipocresías: menos mal que hay gente que va ahí y tiene narices para fotografiar/narrar lo que nosotros ignoramos o no queremos ver a propósito. Si la realidad es dura, lo que la describe también lo será. No hay otra. Hay gente que se muere de hambre y países que están en guerra, y la guerra no es bonita. Otro debate es si estas fotografías son adecuadas para ilustrar el informativo de mediodía mientras comemos.
Y un último apunte: Kevin Carter antes de ir a Sudán era fotógrafo de deportes ¿realmente veis des-humanidad en alguien que deja de fotografiar coches de carreras para irse a Sudán a hacer fotografías para la ONU de niños moribundo? Yo creo que a estos profesionales deberían darles (a todos) un premio. A parte de pagarles asistencia psicológica/psiquiátrica para que cuando vuelvan a sus países de origen no se suiciden al constatar la hipocresía en la que vive nuestra sociedad. Creo que a Carter no le pagaron esta asistencia psicológica….Médicos Sin Fronteras si la paga a todos sus cooperantes.
En esta sociedad, cada uno es como una parte de un cuerpo. Unos son ojos, otros son mano, y otros pies. El ojo por sí solo no puede actuar, pues necesita moverse con los pies para ir hasta su objetivo, y necesita de la mano para cumplir su función. De la misma manera, la mano por si misma tampoco puede cumplir su función, pues necesita al ojo de guía, y los pies no caminan si no hay una referencia. Pero no se le puede pedir al ojo que tome las cosas, o a la mano que nos lleve a tal lugar, y si lo intenta, posiblemente salga herida. Cada uno tiene su función propia que complementa al resto. La función de ese periodista era dar a conocer de una forma impactante una realidad…y nosotros los espectadores tenemos el deber, a través de nuestras áreas, carreras y ambiente, generar los caminos para incentivar la formulación de políticos que detengan este tipo de atrocidades.
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