El equivalente turco a nuestro El Jueves, la revista que sale todos los miércoles sería Penguen. Una revista que burla la censura y que es tolerada del mismo modo que El Jueves es tolerado por el gobierno español. Os remito a una portada cañera por la que el seminario satírico y el primer ministro turco Recep Tayyıp Erdoğan fueron a juicio en 2006 (sorprendentemente, terminó perdiendo el político). La portada fue una “solidarización” de los dibujantes turcos del seminario con el caricaturista Musa Kart. Kart se atrevió a dibujar un gato con cara de Erdoğan y fue multado por ello. Penguen respondió con esta portada:
Texto de las tres líneas de arriba-izquierda: “El caricaturista Musa Kart ha sido multado por dibujar un gato con cara de Erdoğan”. Dibujos de la portada: una rana, un mono, un camello, una serpiente, un pato, una jirafa, un elefante y una vaca. Todos, con cara de Erdoğan
Erdoğan se enfadó e interpuso una demanda a la revista por la que pedía 40.000 liras turcas (unos 24.000 euros) por daños morales. Pero no le fue bien por qué el juzgado de primera instancia de la corte civil de Ankara desestimó la petición. Una muestra más de que las revistas de cómic y los seminarios satíricos tienen una gran tradición en el país y posen un gran calado social, incluso entre jueces. En el país encontramos tres cabeceras importantes:
Penguen, Leman y Uykusuz:
Cada una de ellas vende, aproximadamente, 150.000 ejemplares. Su fuerte independencia se debe a que no llevan anuncios porque se sustentan sólo de sus ventas. Salen todos los miércoles y tienen un formato un tanto especial: 16 hojas de un papel muy barato que se vende por sólo 90 céntimos de euro (en liras ahí).
Y una curiosidad: en los años 70, el seminario GIrgIr –renovador de las revistas de cómic- se inventó un modo de trabajar bastante sorprendente. Los dibujantes se reunían todos los lunes por la tarde en las redacciones y decidían contenidos y dibujos de la revista. Una vez decidido, esa misma tarde se empezaba a trabajar y lo hacían durante toda la noche (sin dormir) hasta que terminaban el trabajo. El martes a mediodía se terminaban (aproximadamente) todos los dibujos y se llevaban a imprenta para que pudieran ser vendidos el miércoles. Este particular método es usado aún en la revista Uylusuz. Así, no es casualidad que la traducción de la palabra Uylusuz sea, precisamente, insomnio.
Mencionar que con esta dinámica de trabajo, muchos de los dibujantes de cómic se retiran en la treintena. Dicen los que los han visto “actuar” que el lunes por la noche la redacción es un gran nubarrón de humo lleno de gente joven (la mayoría hombres) que trabaja con pasión por algo que realmente les gusta. Además, el colectivo fomenta la pasión por el dibujo con un día a la semana conocido como el Día del amateur, donde las redacciones se abren a chavales jóvenes para que estos consulten dudas y puedan mostrar sus trabajos a los dibujantes consagrados. Con esta actividad se logran dos objetivos: hacer resistente y accesible el circuito del cómic y que las tradiciones y las características de la viñeta turca pasen de generación en generación.
En eso, sí que lo tienen bien montado los turcos.
* Mucha de la información ha sido extraída del artículo: De cómo surge un cómic sobre zombies turcos del futuro, de Mery Cuestra
* Mucha de la información ha sido extraída del artículo: De cómo surge un cómic sobre zombies turcos del futuro, de Mery Cuestra
Escierto que son muy populares y muchos periódicos tienen también tiradas en comic. Hay otro que no recuerdo el nombre que se venden también en los quioscos y que tienen la apariencia de un periódico pequeño pero en formato comic. Este que digo cuesta media lira.
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